Película que pone en la diana las relaciones familiares. En donde nos formulamos preguntas como: ¿Por qué son tan difíciles las relaciones personales? ¿Por qué odiamos, reímos, amamos o hacemos daño a nuestro entorno más íntimo? Preguntas que a lo largo de los años nos hemos guardado porque hemos asumido con resignación que nuestra familia es así.
"Agosto" es una adaptación al cine de la obra teatral de Tracy Letts, ganadora del Pulitzer en 2008.
Comedia negra con una familia desestructurada que se reúne tras el suicidio del padre y vive acobardada bajo el yugo de una madre amargada, deslenguada que intenta llenar su soledad a base de pastillas, alcohol y tabaco. Algo que llama la atención, sobre todo, cuando descubrimos que tiene un cáncer de boca.
Desde el primer momento se puede percibir la angustia que van a vivir los personajes a lo largo de la película. Una casa enorme y, sin embargo, claustrofóbica por ese calor abrasador que se respira en el ambiente y por esa manía de los patriarcas de mantenerla cerrada a cal y canto.
Ningún personaje parece sentirse a gusto consigo mismo. Las rencillas, los resentimientos, los diálogos mordaces e irónicos son los protagonistas de la historia. Con esa madre mezquina que maneja a todos sin ningún tipo de pudor.
Meryl Streep (la madre sin escrúpulos) no deja de sorprenderme, me quedo embobada con su interpretación de altísimo nivel, su fuerza es impresionante.
Julia Roberts sabe sacarse el máximo partido, es la hija mayor, la preferida por el padre. Fracasada en lo sentimental y que intentará luchar por el cetro del poder familiar. Descubrirá, muy a su pesar, que cada día se parece mas a su odiosa madre.
La escena que más me ha gustado tiene lugar durante la comida familiar, cuando Chris Cooper (cuñado de Streep) bendice la mesa, es esperpéntica y al mismo tiempo la escena más cómica de la película.Los personajes quedan al descubierto, sus caras son un poema.
En fin, es una película de mujeres, desgarradora y muy recomendable. En algunos casos podría servirnos de terapia, ya sabemos que la realidad supera muchas veces la ficción.