"Whiplash" versa en torno a un joven músico, un baterista de jazz: Andrew Neiman (Milles Teller, "Noche de marcha"), que en su empeño de ser el mejor y alcanzar la excelencia -tan de moda en nuestros días en todos los campos-, padecerá los métodos de enseñanza de su profesor y director de orquesta Terence Fletcher (J.K. Simmons), famoso por emplear el miedo para motivar a sus alumnos; Entre ambos, alumno-profesor, se iniciará una compleja relación "amor-odio" sacudida por la lucha de egos.
"Whiplash" es una película que me absorbió sin tregua, es una reflexión sobre la necesidad de sacrificar "todo" en nombre del "Arte". Un film sobre la lucha de ser el mejor en algo, sobre cómo la ambición puede convertirse en una adicción, en una enfermedad que puede acabar con tu propia vida.
Dirigida por Damien Chazelle, al parecer un músico frustrado y guionista de "Grand Piano" (Eugenio Mira, 2013), quien se inspiró en uno de sus maestros para realizar la película. Su opera prima fue "Guy and Madeleine on a park bench" (2009), un homenaje al cine musical norteamericano de los cuarenta y cincuenta.
Chazelle nos hace ver en este cautivador film que ya no es suficiente con ser bueno en algo, hay que ser el mejor, así lo entiende Andrew Neiman, el talentoso músico que se enfrentará al escrutinio de un profesor autoritario, chillón que desprecia y humilla a sus alumnos, llegando incluso, a la agresión física. También es cierto, que a medida que va desarrollándose la trama, nos damos cuenta que ni el joven alumno es tan manso y dócil como lo pintan, ni el profesor es el monstruo que nos retratan en el film, aunque éste último se guardará un as en la manga en el memorable final de la película.
El largo evoluciona a un ritmo trepidante, con un montaje y desarrollo narrativo impecable, pero lo mejor, sin duda, son las interpretaciones de los dos actores principales. El joven Teller, y, sobre todo, el veterano J.K. Simmons, con un trabajo que corta la respiración: sus miradas, sus gestos, sus manos...lo dicen todo. Ya se adjudicó el Globo de Oro hace un par de semanas, y ganará -seguro- el Oscar como Mejor Actor de Reparto en la próxima ceremonia que se celebrará el 22 de febrero en el teatro Dolby de Los Ángeles.
A J.K. Simmons le vimos en la Trilogía Spider-man de Sam Raimi (2002/07), y en "Juno" (2007), encarnando a un comprensivo padre de una adolescente embarazada (Ellen Page). Simmons es un actor con un carisma tal, que igual puede hacer de villano aterrador, como interpretar papeles cómicos y amables. En la película que nos ocupa "Whisplash", se presenta como un personaje que da miedo, pero que al mismo tiempo, cautiva a sus alumnos, ya que de lo contrario, saldrían despavoridos de sus clases.
Película totalmente recomendable por el apasionante duelo interpretativo y, por el soberbio trabajo de J.K. Simmons.
Como curiosidad, añadir, que el director Damien Chazelle, tras no encontrar suficiente financiación para producir la película -porque nadie apostaba por un largo sobre un baterista de jazz- se vio obligado a hacer el corto "Whiplash", el cual le ayudó a conseguir el dinero necesario para llevar a la gran pantalla su gran sueño. ¡Enhorabuena!
"No hay dos palabras más dañinas para un músico que: BUEN TRABAJO". (Whiplash)