Inspirada en la vida real de un tejano de la América profunda, Crhis Kyle (Bradley Cooper), un tirador de élite que cuando George Bush invade Irak, decide alistarse como marine (en los Navy SEAL, principal fuerza de operaciones especiales de la armada de los Estados Unidos). El sentido de patriotismo de Kyle le llevó a cuatro peligrosas misiones en la guerra de Irak, convirtiéndose en "leyenda" por haber matado a más de 160 personas.
"El francotirador", último film del director Clint Eastwood -que ha contado con seis nominaciones a los Oscar- ha generado mucha polémica en Estados Unidos: entre la derecha, por un lado, que la ven como una película muy patriótica y fantástica; y la población más progresista, por otro, que la cuestionan por elevar a los altares a un asesino; y, sobre todo, porque el largometraje pone de manifiesto cómo ese país no puede reintegrar en la sociedad a esos soldados que marcharon a Irak.
La película, en mi opinión, es mucho más que un film de preguerra o antiguerra, es un drama familiar marcado por las terribles consecuencias de una injustificada guerra. Una mirada desoladora de un personaje y su obsesión desmesurada por proteger a sus compañeros de armas, a su familia y al país entero, tras los atentados del 11-S.
"El francotirador" va y viene entre los cuatro despliegues en el frente y el hogar del protagonista, donde su esposa (Sienna Miller), le espera con el corazón en un puño cada vez que regresa.
Eastwood intenta humanizar en el film al tirador más letal de Estados Unidos, describiendo su niñez con un padre muy religioso y severo, sus hazañas bélicas, y su incapacidad para llevar una vida familiar normal. Iremos viendo cómo Kyle se siente mejor con un rifle en la mano que en su hogar rodeado de su mujer y sus hijos. El realizador plasma con claridad la acuciante pérdida de humanidad del protagonista, cada vez que vuelve de una misión en Irak.
Notable, la interpretación de Bradley Cooper, quien consiguió mimetizarse con el personaje a quien encarna, pues engordó considerablemente, y se puso fuerte y musculoso para hacer más creíble su personaje. Cooper es la contención personificada en la piel de un francotirador capaz de transmitir ira, temor y dolor, con sólo una mirada. Consiguiendo, así, la tercera nominación consecutiva al Oscar, -que no ha conseguido, finalmente, pues ha sido el actor Eddie Redmayne quien le arrebató la estatuilla por su solvente interpretación en "La teoría del todo", dando vida al astrofísico Stephen Hawking-.
El largo del cineasta de 84 años, Clint Eastwood, mantiene puntos en común, desde el punto de vista argumental, con la magnífica "Enemigo a las Puertas" de Jean Jacque Annaud (2001), y con "En Tierra Hostil" de Kathryn Bigelow (2008), ambientada también, ésta última, en la guerra de Irak.
"El francotirador" no es la mejor película de Eastwood, tiene algunos bajones de ritmo hacia la mitad del film. Lo más significativo ha sido: la interpretación de Bradley Cooper, su creciente pérdida de humanidad conforme va desarrollándose la historia, y la plasmación de las consecuencias nefastas de la intervención militarista en la vida civil.