La película narra la experiencia cercana a la muerte de Colton, un niño de cuatro años, hijo de un pastor protestante, que tras ser sometido a una operación de emergencia, empieza a describir acontecimientos, lugares y personas que era imposible que conociera; entre ellas, su hermana, víctima de un aborto espontáneo del que nadie le había hablado nunca; así como, de su bisabuelo, que murió treinta años antes de que el niño naciera.
El director Randall Wallace nos presenta esta cinta basada en un hecho real que dio lugar a un libro escrito por Todd Burpo (padre de Colton) y Lynn Vincent en 2010. Superventas que recibió fuertes críticas, no sólo por los ateos, sino también de escritores cristianos, por ser "anti-bíblico".
La adaptación de esta obra, más telefílmica que cinematográfica, está protagonizada por uno de los actores más carismáticos de la actualidad: Greg Kinnear (le vimos en "Mejor...imposible" (1997) de James L. Brooks; y más recientemente en "Un invierno en la playa" (2013) de Josh Boone. (Recomendables las dos). Kinnear es de esas personas capaces de elevar la calidad de todos los proyectos en los que se embarca. Es, en mi opinión, lo mejor de la película. Encarna al padre de Colton, un pastor metodista que dudará de su fe cuando su hijo parece haber vivido un milagro. Además de dar sermones, es colaborador en el cuerpo de bomberos de su pequeña ciudad, le cuesta llegar a fin de mes.
La experiencia cercana a la muerte del niño de cuatro años, asegurando haber sido visitado por ángeles en el quirófano y haber viajado al cielo, provocarán la incomprensión entre los vecinos, amigos, e incluso, en la propia familia...aunque finalmente, los padres, adoptarán por defender las afirmaciones del chiquillo, defendiendo que su hijo ha vivido un milagro.
La película, francamente, es floja y sosa. No me parece que en ningún momento se intente adoctrinar.
Randall Wallace también dirigió "El hombre de la máscara de hierro" y "Cuando eramos soldados". Y fue el guionista de la magnífica "Braveheart" de Mel Gibson.