El film narra la traumática experiencia de un oficial del Ejército Británico (Eric Lomax) como prisionero de los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Durante su cautiverio fue torturado y esclavizado, junto a sus compañeros, en la construcción de la línea de ferrocarril entre Birmania y Tailandia. (El llamado "Tren de la muerte"). Allí sufrirá una serie de vejaciones que le dejarán huella de por vida.
La cinta la dirige el australiano Jonathan Teplitzki y está protagonizada por Colin Firth, Jeremy Irvine, -que interpretan al mismo personaje (Lomax) a distintas edades- y por Nicole Kidman que encarnará a Patricia, la abnegada esposa del oficial británico
Inspirada en hechos históricos y contada desde el punto de vista del personaje real (Eric Lomax), la película se desarrolla en dos tiempos; de una parte: el presente en los años 80-90, centrado en un Colin Firth traumatizado e incapaz de lidiar con su presente; así como, en su sufridora esposa, que impotente ante una situación que no sabe cómo manejar, intentará ayudar a Eric, y hará lo posible para recuperar a un marido que no logra superar los horrores de la guerra; la segunda parte, sin embargo, se recrea en el episodio del pasado atroz de Lomax. Descubriremos el día a día de los oficiales británicos prisioneros, en como sobrevivieron en condiciones infrahumanas en manos de sus captores.
El momento crucial del metraje será cuando Lomax, cuarenta años despúes, y al descubrir que su torturador sigue vivo, decide afrontar sus demonios y emprende un viaje hacia su pasado en busca de la persona que le arruinó la vida. Será en esta secuencia, en el encuentro del oficial británico con el japonés que lo torturó, cuando la historia cobrará mayor profundidad dramática. Eric Lomax necesitará respuestas que justifiquen su sufrimiento. Dudará entre la venganza o el perdón.
Cabe destacar que toda la parte del episodio bélico, es cuando la historia transmite mayor tensión. Jeremy Irvine (el joven Eric) realiza una excelente interpretación. El mejor de todo el reparto.
Esta película nos recuerda el mismo episodio que mostraba la genial "El puente sobre el río Kwai" (1957) de David Lean. En claves distintas, por supuesto.
Opino que es una cinta que merece la pena visionar porque tanto la caída de Singapur como la construcción de la vía ferroviaria, denominada "Tren de la muerte", no aparecen en los libros de historia.